Lecciones aprendidas de una Reina
La historia de la reina Ester trasciende las épocas con hermosas lecciones de vida.
Corre ya el mes de marzo del año 2021 y, gradualmente, empezamos a recuperar la tranquilidad y la confianza. Las noticias de los avances contra la pandemia empiezan a darnos un respiro. Y en este marco en el que la vida florece, llega también el Día Internacional de la Mujer. La Organización de las Naciones Unidas se perfiló hacia este reconocimiento con la relevante presentación del tema: “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19” , que celebra el gran aporte de las mujeres en todo el mundo para la recuperación ante esta crisis.
En la historia de la humanidad, se reconoce la intervención de muchas mujeres que hicieron un quiebre en la trayectoria de sufrimiento de familias, pueblos y naciones. Sin embargo, la Biblia nos muestra cuán valiosas son la determinación y valentía de una mujer que, sobre todo, pone su confianza en Dios.
La pequeña huérfana se sentía devastada. El dolor de la pérdida nublaba sus ojos y su corazón se sentía solitario. Pero, mucho más allá de su orfandad y sus lágrimas, Dios estaba tejiendo para ella un gran futuro. Llegaría a ser la reina del imperio más prominente de la época y gestionaría la seguridad de su nación, así como la preservación de su pueblo. Los judíos que habían quedado en Persia, después del cautiverio, enfrentaron una de las amenazas más terribles: un acérrimo enemigo que buscó su exterminio. ¿Cómo deshizo Dios aquel ajustado nudo con que el gran imperio persa tenía capturado al pueblo escogido?
La historia de la reina Ester trasciende las edades con hermosas lecciones de vida.
- Ester era apenas una jovencita cuando, a causa de su belleza, fue llevada al palacio donde participaría en un concurso para elegir una nueva reina del imperio. Así pues, en medio del esplendor de los adornos y de los finos aceites y perfumes, la joven judía se destacó por su nobleza, hermosura y sencillez. Ella mostró que lo más valioso de cada ser humano subyace en el atavío interior de su carácter. Quienes estaban a cargo de su cuidado, inmediatamente lo intuyeron: aquella joven sería coronada la reina del imperio.
- Muy pronto, Ester comprendió toda la responsabilidad que había adquirido, su vida en el palacio no consistiría en sentarse cómodamente en los balcones. Pero los privilegios y compromisos reales nunca estuvieron por encima de los principios que le inculcó su fiel primo Mardoqueo. Saber que Dios estaba guiando su vida determinó cómo afrontó las situaciones favorables, pero también las más adversas.
- Desafortunadamente, una noticia de pena de muerte circuló en cada una de las ciudades del imperio y llenó de terror a todo el pueblo judío. Incluso, sin que nadie sospechara, la vida de la reina también había sido condenada. La amenaza de una muerte inminente era una situación que la superaba, pero ella había aprendido muy bien que las grandes crisis no están fuera del alcance de la mano de Dios.
- Una petición urgente llegó a las manos de la hermosa reina. En ella, Mardoqueo mostró el clamor de todo el pueblo judío, incluyéndola a ella. Ahora comprendía más su presencia en el palacio: Dios la había llevado hasta ese lugar para actuar en favor de su pueblo. Pero ¿cómo podría hacerlo sola? Los riesgos eran altos; cualquier intromisión se percibía con desconfianza y podría castigarse con la muerte. Entonces, ante Dios, humildemente se unió a su pueblo en ayuno y oración. Solo de rodillas habrían de prepararse para la gran liberación.
- La valiente reina Ester enfrentó todos los riesgos con notable abnegación. Y, haciendo de Dios su fortaleza, se entregó a la misión al expresar aquellas decididas y valientes palabras: “si perezco, que perezca”. Pero, en lugar de un final lamentable, resultó en una gran celebración, porque solo Dios puede transformar la angustia y el sufrimiento en gozo y alabanza.
Las cinco lecciones aprendidas de esta gran historia quedan como un legado para que, con seguridad y confianza, enfrentemos cualquier situación que sobrevenga, ya sea favorable o de adversidad.
