Fe, familia y mucho trabajo
Abigail utilizó el colportaje para superar desafíos y crecer académica y espiritualmente.
La historia de Abigail Flores, estudiante de la licenciatura en Enseñanza de las Matemáticas, originaria de Nogales, Sonora, es un testimonio de esfuerzo, determinación y mucha fe. Su camino hacia la Universidad de Montemorelos está lleno de momentos memorables y desafiantes, donde el colportaje jugó un papel crucial en su desarrollo académico y personal.
Desde temprana edad, Abigail tenía una visión clara: quería estudiar en la Universidad de Montemorelos. Su sueño nació en segundo de secundaria cuando un maestro mencionó la carrera de física y matemáticas que ofrecía esta institución. Para Abigail, no había otro lugar en el mundo donde quisiera estar.
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David encontró en el colportaje un tesoro.
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Pero como muchas historias de valentía, el camino no fue fácil. La decisión de mudarse a Montemorelos fue repentina y desafiante. Su padre, cautivado por el ambiente de la universidad tras una visita, le propuso mudarse allí para que pudiera estudiar la preparatoria y como familia aceptaron el desafío.
La travesía fue una odisea. Con solo unos meses para prepararse y reunir los recursos necesarios, la familia emprendió el viaje con lo poco que tenía. Abigail, su padre y su hermana menor viajaron primero. Llegaron a la universidad con apenas diez pesos en el bolsillo, pero con una determinación inquebrantable.
Su llegada fue solo el comienzo de un viaje lleno de fe y trabajo arduo. Su padre comenzó a hacer y vender pan integral, utilizando una receta familiar, y realizaba trabajos de electricidad y plomería para mantener a la familia. Su madre se unió más tarde, aportando su versatilidad al negocio familiar y realizando labores de limpieza y masajes para ayudar a cubrir los gastos.
Siguiendo el ejemplo de sus padres, Abigail se dedicó a trabajar desde joven. Durante la preparatoria, obtuvo una beca y realizó trabajos adicionales, incluso enseñando como maestra rural. Pero el momento que realmente definió su camino fue cuando decidió unirse al colportaje universitario en el invierno de 2019.
El colportaje, la venta de libros y revistas de puerta en puerta, fue una experiencia transformadora para Abigail. Aunque al principio se sentía tímida e inexperta, su fe en Dios la impulsó a seguir adelante. Recuerda una vez, en las líneas fronterizas de Estados Unidos, cuando se acercó a un auto lleno de jóvenes con cierto temor. Para su sorpresa, los jóvenes le compraron varias revistas, un pequeño milagro que reforzó su creencia en que Dios cumple sus promesas.
Esa experiencia marcó un antes y un después en su vida. A pesar de estar en una zona peligrosa y sin mucha experiencia, Abigail logró vender una cantidad significativa de revistas y libros, lo que le permitió financiar sus estudios. Cada campaña de colportaje se convirtió en una oportunidad para crecer, en su experiencia personal, como estudiante y en su relación con Cristo.
Hoy, Abigail es una estudiante de la licenciatura en Enseñanza de las Matemáticas, es líder de un grupo de colportaje en el Valle de México y considera su participación en este ministerio como parte del plan divino.
Su historia es un testimonio del poder de la determinación, la fe y el apoyo familiar. Gracias al colportaje, no solo ha financiado su educación, sino que también ha aprendido lecciones valiosas de vida, desarrollando habilidades de comunicación, resiliencia y una profunda confianza en Dios.
Para cualquier futuro alumno de la Universidad de Montemorelos, la historia de Abigail es una invitación a soñar en grande y a creer que, con mucho esfuerzo y fe, todo es posible. El colportaje no es solo una forma de financiar estudios; es una aventura que enriquece el alma y fortalece el espíritu.
Fuente: Abigail Flores, Reportera de campo: Lisandra Vicente, editora: Brenda Cerón.
