Fe, determinación y colportaje
Esa fue la fórmula ganadora para Salma Aguilar, graduando de la carrera de Químico Clínico Biólogo.
La historia de Salma Aguilar es un testimonio conmovedor de perseverancia, fe y generosidad. Nacida en Guerrero y estudiante de la Carrera Químico Clínico Biólogo, Salma se enfrentó a numerosos desafíos en su viaje hacia la realización de sus sueños académicos en la Universidad de Montemorelos (UM).
Desde una edad temprana, Salma se sintió atraída por el mundo de la ciencia, inspirada por una maestra que dejó una profunda impresión en ella durante la secundaria. Con el tiempo, ingresó a una universidad en la Ciudad de México, y estudió ahí la carrera de Químico Clínico Biólogo por tres años, pero mientras avanzaba en su carrera sentía que algo no estaba bien. A pesar de su éxito académico, luchaba por encontrar su lugar en un entorno que no resonaba con sus valores y creencias. Esta lucha interna eventualmente desencadenó una batalla contra la depresión.
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Una historia de perseverancia y fe.
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La pandemia la llevó de regreso a casa, pero su estado emocional ya había sido afectado. La distancia física de la iglesia y la falta de apoyo contribuyeron a su sensación de desolación. En medio de esta situación volvió a su mente la idea de estudiar en la UM, sin embargo, el costo de la educación superior presentaba un obstáculo aparentemente insuperable para su familia.
Sin embargo, fue durante este tiempo de introspección que Salma descubrió una pasión latente que la ayudaría a encontrar su propósito: el colportaje, y a pesar de su falta de experiencia, abrazó la oportunidad con valentía y determinación. Aprendió las técnicas del comercio, tanto en línea como en persona, y se embarcó en una misión para compartir mensajes de esperanza y fe a través de los libros que vendía.
Durante el verano, mientras colportaba en línea desde su hogar en Guerrero, Salma se encontró enfrentando nuevos desafíos y oportunidades. A medida que cultivaba habilidades de ventas y comunicación, también fortalecía su conexión con la fe y la espiritualidad. Descubrió que el colportaje no solo era una fuente de ingresos, sino también un ministerio que le permitía impactar vidas de maneras inesperadas.
El apoyo y la generosidad de sus clientes, amigos y familiares no solo la sorprendieron, sino que también la inspiraron a seguir adelante en su viaje. Cada libro vendido representaba más que una transacción comercial; era un testimonio de su compromiso con su educación y su fe.
Ahora, mientras se prepara para graduarse y comenzar su año de servicio en el Hospital La Carlota, Salma mira hacia el futuro con confianza y gratitud. Su dedicación al colportaje no solo la llevó más cerca de sus metas educativas, sino que también la llevó a descubrir su verdadero propósito en la vida: servir a los demás y compartir el amor de Dios de manera tangible y significativa y así sumar para un mundo nuevo.
Su consejo para otros estudiantes es simple pero poderoso: confíen en Dios y mantengan una relación personal con Él.
Fuente: Salma Aguilar, Reportera de campo: Lisandra Vicente, editora: Brenda Cerón.
